domingo, 31 de octubre de 2010

“Bueno para la zona, para mí no”

Después de aproximadamente una hora de intentos fallidos por conseguir una plática con alguna sexo servidora  del parque Morelos, me decido a hacer mi último intento.

Ella está sentada observando a todos los lados, se percata que me dirijo a ella. Me acerco cortésmente y le pregunto que si trabaja aquí, ella me responde que sí.  Su nombre es Maricela López y  tiene 32 años, aunque su aspecto es de unos 10 años más. Rápido se da cuenta que no busco sus servicios y le explico cual es la razón por la que me acerqué a ella. Maricela acepta responder a mis preguntas pero me pide que se las haga de manera rápida, no le vaya a espantar algún cliente.

Maricela lleva cinco años trabajando aquí y según ella, no se siente orgullosa. Tiene 2 hijos una niña y un niño, de 13 y 8 años respectivamente, los cuales obviamente no saben que su mamá se dedica a ofrecer sus servicios sexuales.

Mari (como se le conoce en el parque) vive lejos de aquí. El asunto de la Villa Panamericana realmente no le ha afectado según sus palabras, lo único es que han hecho la zona más fea.  Ella dice que los hombres han seguido viviendo como siempre.

Mari tiene una amiga que vive cerca, la única que sabe a qué se dedica ella. Dice que le ofrecían cierta cantidad a su amiga, pero ya no paso nada, a muchos de sus vecinos si les compraron su casa pero a ella según Mari, se le durmió el gallo.

“Pues hubiera sido bueno para la zona, me imagino, pero para mí o para las otras chicas que trabajamos aquí, si nos hubiera afectado aunque quizá hubiéramos encontrado otro lugar”, me comenta Mari, cuando le pregunto qué opina de lo que pudo haber sido del parque Morelos.

Ella si ve el cambio en el parque, cada día está más feo, en la noche hay mucha inseguridad y nos recomienda que no nos paremos por aquí. Aunque durante el día si hay mucha gente y la policía pasa, no hacen nada, hasta se ponen a platicar con los “tonchos”. Mari no sabe que pasará en el parque, ya no le ha llegado ningún “chisme”, y piensa que las cosas las dejarán así.

Mari se tiene que ir, y nos dice que irá a dar una vuelta por el parque.  Se va lentamente con sus tacones negros descarapelados. No pasa mucho tiempo antes de que un hombre moreno de estatura baja y un tanto gordito,  con la ropa sucia se le acerque. Platican menos de tres minutos y Mari  se va con él.  


Redacción: Oscar Pedroza