viernes, 29 de octubre de 2010

"Ya nada es como era antes"

Guadalajara, Jalisco. Crónica Parque Morelos.


Se acerca el día de muertos y los puestos de dulces, pan de muerto, juguetes y calaveritas abrazan al Parque Morelos desde las calles de San Diego y Juan Manuel. El Parque está desierto en comparación de cómo se encontraba por estas fechas hace tan sólo cinco años.

Wendy Hernández atiende el negocio familiar. Son las seis de la tarde y no hay muchos clientes. Falta menos de un mes para el Día de Muertos y parece que lo que la Catrina se llevó son las ventas.
Wendy aún no cumple los 20 años de edad pero recuerda con añoranza días en que el Parque Morelos era un lugar al que salía a jugar o pasear. Días en que sólo tenía que cruzar una calle para tomarse una nieve raspada. “Ya nada es como era antes. Ahora no me siento segura”.

¿Qué cambió? ¿Por qué la historia de Wendy es reflejo de las de tantas familias que se sentían en el corazón de Guadalajara? Innegablemente la situación actual del país no es la misma que hace cinco, inclusive un par de años. Pero las circunstancias que han rodeado al Parque Morelos desde la administración de Pettersen Farah hace cuatro años han dejado a este espacio histórico en estado deplorable.

“Nosotros vivíamos aquí atrás” comenta Wendy mientras señala un lote baldío que se encuentra justo detrás de su puesto de calaveritas de chocolate en la calle San Diego. “Demolieron la casa donde vivíamos, y como éramos inquilinos nos mandaron desalojar”.

La familia de Wendy no tuvo más remedio que reorganizar toda su vida y encontrar otro lugar donde vivir. Su caso es de los que corrieron mejor fortuna, pues otros vecinos además de verse en la situación de vender su vivienda, también perdieron sus medios de subsistencia como comerciantes del parque.

Los comercios han disminuido sus ganancias desde que en julio del 2007 las autoridades municipales se aventuraron a delimitar el espacio histórico del Parque Morelos como la sede ideal para la construcción de una Villa Panamericana. Este lugar sería el hospedaje de más de nueve mil atletas, sin importar cuántas familias tapatías y árboles centenarios perdieran su lugar de residencia.

“Gracias a Dios no se hizo nada” afirman algunos comerciantes, quiénes han visto cómo el Parque perdía popularidad y las casas aledañas se demolían. El factor Macrobús es sólo otro ingrediente más en esta caótica receta cuyo producto no ha traído más que disgustos, inseguridad y desolación a una zona de la ciudad que muchas personas consideraban mina de recuerdos invaluables.

Hoy hay más árboles que personas. “Qué bueno que no los cortaron todos”. El parque esta desproporcionadamente poblado de árboles enfermos e infectados de ganoderma, mientras que se ve desprovisto de niños, parejas de novios o inclusive turistas.

Sobra decir que el abandono del lugar y las condiciones socio-políticas del país han permitido que el crimen organizado florezca y se multiplique en esta zona. “Ya me da miedo ir al Parque. Está lleno de `prostis´ y de lacras” afirma Wendy mientras se encoge de hombros y se estremece.

Ya nadie sabe nada. “Iban a hacer unos edificios, pero ya nadie sabe” dicen los vecinos del Parque Morelos, “los van a hacer en otro lado, sabe dónde”. “No sabía del  Sábado Comunitario*, es la primera vez que escucho eso en mi vida”. 

Ni para informar sobre la Villa, ni para informar sobre su reubicación, ni para pedir disculpas, ni para pedir ayuda. El gobierno de Guadalajara no ha sabido comunicarse efectivamente. Se dice que todas las sociedades son producto de sus sistemas de comunicación. Basta con hacer el intento de cruzar el Parque Morelos para ver confirmada esta teoría.


Redacción: Paulina Reynaga

*Programa de participación ciudadana para la recuperación del Parque Morelos, promovido por el gobierno municipal de Guadalajara. El Informador